China ordenó izar las banderas a media hasta y cesar todos los espectáculos, incluyendo el juego a través de internet y los encuentros deportivos, para observar el miércoles un día nacional de duelo en honor de más de 2.000 personas muertas por un terremoto en una remota región tibetana.
El luto oficial tiene como fin además acallar la posible agitación entre los tibetanos. El malestar entre los tibetanos por las restricciones políticas y religiosas y la presunta explotación económica por parte de la mayoría étnica china han ha ocasionado esporádicos episodios de violencia.
El número de muertes debido al sismo del 14 de abril, en la provincia de Qinghai, subió el martes a 2.064. Más de 12.000 personas resultaron heridas y 175 siguen desaparecidas. El sismo tuvo una magnitud de 7,1 según las autoridades chinas.
Cristianos afectados
En la región afectada trabaja 'WorldServe Ministries' ('Ministerio Servicio al Mundo'). El jefe de operaciones de WorldServe, Daniel LaBry, detalló el impacto de su ministerio en la región: "Tenemos aproximadamente 20 casas-iglesia que fueron completamente destruidas. Aproximadamente 250 familias cristianas que estaban involucradas en esas iglesias-casa, todas resultaron afectadas personalmente también".
LaBry arega que WorldServe movilizó a un equipo de manera inmediata: "Ellos necesitan zapatos, ropa abrigada, frazadas, tiendas, medicinas y alimentos. Los refugios son otra gran necesidad". Muchas de las iglesias en casa de la región sufrieron alguna clase de daño.
"Hay creyentes que llegaron de algunas de las provincias circundantes y aquellos que estaban en la región de Sichuan, que pudieron llegar a la provincia de Qinghai". WorldServe permanecerá en la región mucho tiempo después de que los principales grupos de ayuda humanitaria se hayan retirado.
LaBry concluye: "Todavía pueden ministrar al pueblo allá, no sólo llenando las necesidades físicas y ayudándoles a reconstruir, sino también compartiendo el amor de Cristo, siendo las manos y pies de Cristo".
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